viernes, 25 de septiembre de 2015

Las segundas cucharadas

A partir del sexto mes empecé con las papillas de cereales (arroz, trigo, avena...). Algunas están enriquecidas con miel. Comencé con las sin leche y mes, mes y medio después, les daba a mis niños papillas que ya incluían leche. Hay quien se las da de cena y otros de desayuno. Haced como veáis que vuestros bebés prefieren.

Un pelín después empecé ya con los triturados de fruta. Procedí de igual manera a como hice con las primeras cucharadas de verduras: los primeros potitos que les daba eran los que contenían una única fruta y fui probando con distintos para ir viendo qué fruta les sentaba bien. Por ejemplo, en el caso de mi niña, al principio la manzana no le iba bien, pues le daba muchos gases. El melocotón, la pera, el albaricoque y el plátano fueron unos comienzos muy buenos para ella. Eso tenéis que ir viéndolo vosotros. Cuando comprobéis qué sabores prefieren vuestros peques y qué frutas les sientan bien, entonces ya podéis ir dándole los potitos que incluyen frutas variadas o bien preparar vosotros mismos en casa la macedonia triturada. 

Desde el octavo mes comencé a darles papillas de pescado con verduras y desde el décimo mes, yogur.





martes, 22 de septiembre de 2015

Las niñas viejas

Mamás y papás. Hoy quisiera compartir un artículo que escribí recientemente sobre los menores que son privados de disfrutar su infancia en plenitud. Me centro en especial en las niñas que participan en certámenes de belleza, aunque reflexiono también sobre las muchas actividades extraescolares con las que recargamos las agendas de nuestros peques, olvidándonos de que no son más que críos y que también necesitan tiempo para jugar.


LAS NIÑAS VIEJAS

Las niñas viejas tienen cara de niñas, cuerpo de niñas, pies de niñas, pero no son niñas. Sus maneras de moverse distan mucho de lo que les correspondería por edad. Más bien parecen las propias de quienes soportan décadas y décadas sobre sus espaldas y no de quienes apenas llevan sopladas unas pocas velas de cumpleaños. Así, hacen comentarios aviejaos, miran con la suficiencia de quienes suman primaveras pa’ aburrir y se comportan como marisabidillas del rímel y el nylon (seguir leyendo)




lunes, 21 de septiembre de 2015

El hábito hace al monje

En Alemania se conciencia mucho a las madres y a los padres de la importancia de esmerarse en el cuidado y limpieza de dientes de los hijos desde que estos son bien pequeñitos. De hecho, la primera visita al dentista se aconseja hacerla en torno al primer año de vida del bebé. 

Precisamente en la primera revisión con mi hija, la dentista me recomendó empezar con el cepillado de dientes. Aunque aún le falten muchas piezas de leche y los que tengan sean aún chiquitillos, insistió en que usara cepillos de iniciación, que están más orientados a servir para hacer masajito en la encía que para limpiar. Cuando los bebés tienen año y medio, se les cepilla con cepillitos con el pelillo habitual y se le pone un pelín de dentífrico adaptado para niños. Consulta con tu pediatra o dentista infantil cuál usar.

Aunque en un principio me pareció muy exagerado empezar tan pronto con los cuidados de la boca, pienso que es una buena manera de ir creando poco a poco el hábito del cepillado como algo fundamental en la rutina de nuestros peques.

Hay algunos trucos para que vayan acostumbrándose a ello. A mí me han funcionado los siguientes:

  • Establecer una rutina. Si al principio le cepillas sólo una vez al día, que siempre sea a la misma hora, por ejemplo, antes de ir a dormir.
  • Crea ejemplo. Si  el niño ve que tú te lavas los dientes después de cada comida, él también querrá hacerlo.
  • Hazlo como un juego. La oposición al cepillado por parte de tu hijo es bastante alta al principio. Por tanto, conviértelo en algo divertido. 
    • A veces funciona que te lleves sus peluches favoritos al baño y hagas como que les cepillas también a ellos. 
    • Hay canciones que hablan sobre el tema. Igual les anima cantarlas antes o después del cepillado. 
    • Hay cepillos costumizados con dinosaurios, jirafas…
  • Que le pierdan el miedo. Déjale al propio niño que pruebe a cepillarse solo. O bien le ofertas “primero mamá, luego nene”, o bien dejas que primero se lave él, y después lo repasas tú, por proponer dos maneras que pueden funcionar.




Y, como ante todo nuevo hábito para nuestros peques, ¡mucha paciencia y ánimo!

martes, 8 de septiembre de 2015

Es hora de dormirrrrr

Para muchos padres y madres, acostar a los peques se convierte en una odisea. 

A mí me ha funcionado repetir día tras día la misma pauta. Los niños al final se adaptan al ritmo que se les marque y, pese a las resistencias iniciales a echarse a dormir, acaban cediendo. Al final los niños se acostumbran, si todos los días proponemos un mismo plan. Por ejemplo: 1) ordenar el dormitorio, 2) baño, 3) cena, 4) cepillado de dientes, 5) elegir peluche y/o contar cuento, y 6) echarse a dormir. No es magia. Es más bien el efecto de la seguridad que comporta el orden. 

Desde luego que vosotros sois, con vuestros hijos, quienes debéis establecer esta rutina. Lo que a unas familias les funciona, a otras no. ¡Y, ojo! Y lo que con un hijo va bien, no tiene por qué servir con otro. 

Eso sí, sea cual sea el protocolo que sigáis, para que funcione la cosa es importante no variarlo demasiado de un día para otro. 

Otro aspecto que hay que cuidar es el relativo a las condiciones en que se encuentra el dormitorio. Una luz tenue es la que iluminará la estancia mientras acostamos a los críos, luz que, en la medida de lo posible, debemos apagar cuando salgamos del cuarto, aunque en esto cada maestrillo tiene su librillo.

Lo que sí es recomendable en todos los casos es que la habitación no esté ni demasiado cálida ni muy gélida. Una temperatura en torno a los 20 grados es la adecuada para que el niño se sienta cómodo y dispuesto a dormir a pierna suelta.



viernes, 4 de septiembre de 2015

Visitando una granja-escuela

Aunque a esto se le podrá ir sacando jugo a medida que tengan más edad, cuando los niños empiezan a asociar sonidos a animales y comprueban in situ qué hace el pavo, el pollito, el gallo, la vaca, etc., lo flipan. Visitar una granja-escuela es una actividad totalmente recomendable desde que el niño tiene año y medio/ dos años. 

En algunos recintos existe la posibilidad de dar de comer a los animales. Eso le encanta especialmente a los más peques. Por ellos estarían dando grano sin fin. 

Probad la experiencia. Con mi hija mayor funcionó y ¡de qué manera! ¡Cualquiera se la llevaba después!




miércoles, 2 de septiembre de 2015

Yoga en el embarazo

En el tercer trimestre de mis embarazos visité un cursillo de yoga para premamás. Lo encontré bastante productivo porque practicamos mucho el control de la respiración, lo cual es muy importante durante el parto. Además, los estiramientos me vinieron muy bien para las piernas y para desentumecer un poco el cuerpo, pues, cuando la barriga empieza a coger un volumen considerable, una sin querer va adquiriendo posturas que no son nada buenas.

Los que hice duraban hora y media y tenían lugar una vez a la semana.

Antes de apuntarte, consúltale a tu matrona o médico si en tu caso te conviene o no.