miércoles, 27 de julio de 2016

Ventajas del bilingüismo

¿Qué de bueno le aporta el bilingüismo a nuestros peques?
  • Beneficios para el lenguaje (a niveles mentales y cerebrales).
  • Beneficios académicos. Saber palabras en idiomas diferentes en edades tempranas ofrece más elasticidad y flexibilidad en el pensamiento. El pensamiento analítico empieza antes en niños bilingües.
  • Los niños bilingües son mejores en oído fonético. Porque el primer paso para aprender a leer es aprender cómo suenan las palabras en diferentes idiomas.
  • Fomenta el pensamiento abstracto. El cerebro es más flexible, más apto para resolver problemas, para la creatividad y para memorizar. Esto ocurre porque al aprender varios idiomas los niños han tenido que "apagar/encender" idiomas y por ello son mejores para resolver problemas.
  • Procura enriquecimiento personal porque en estos niños es posible el sincretismo de las culturas que soportan los correspondientes idiomas que manejan.

Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
AMACOM. 2009.

(c) www.pixabay.com

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miércoles, 20 de julio de 2016

Con un poco de azúcar...

"Con un poco de azúcar esa píldora que os dan pasará mejor", canturreaba Mary Poppins mientras, con un mero chasquido de dedos, hacía que juguetes y ropas se ordenaran por sí solos en cómodas y armarios ante la mirada atónita de los niños a su cargo.

Mientras ordenaba el otro día la habitación de mis hijos por enésima vez me acordaba de esta secuencia de la famosa película de Disney, a la que ya tomé por cierto como referencia en un post en el que hablé de esos bolsos y mochilas llenos de planes b, c, etc. con los que cargamos madres y padres con críos pequeños.

Bueno, a lo que voy. Que estando yo recogiendo esto por allí, esto por allá anhelaba poder contar en ese momento con la magia de la niñera y ahorrarme así la tediosa tarea diaria de poner orden en ese caos de habitación, con piezas de puzles por allí, bloques de construcciones por allá, cuentos, pinturas, muñequitos esturreados a lo largo y ancho de la vivienda. Y, sí, se me encendió la bombillita: ¿por qué no darle la vuelta al asunto y convertir lo de ordenar el cuarto en la "actividad de actividades"?

¡Claro! Tan sólo hay que encontrar la manera de edulcorar tan aburrida tarea y, sobre todo, de que los peques se sientan implicados en la misma. No es algo sencillo, desde luego.

Las posibilidades son múltiples y variadas. Lo importante es que tú, que conoces mejor que nadie a tu/s hijos/as, apliques el factor motivador que intuyes puede funcionar.

Aquí van algunas ideas que me han dado resultado:
  • Se puede jugar a ver quién es el más rápido en recoger.
  • Puede proponerse una actividad "premio" para hacer una vez que se haya ordenado la habitación.
  • Pueden agruparse las cosas por tipo, ir haciendo montoncitos y así luego es más rápido reubicarlas en sus respectivos sitios.
  • Pueden ir haciéndose pausas en la tarea de recogida en las que, por ejemplo, leer un cuento o tomar algún tentempié.
  • Un recurso que funciona es usar marionetas e ir contando una historia, inventada o no, que entretenga a los peques mientras se está en plena tarea. 
  • Poner algún cedé de música o audiolibro de fondo mientras se está recogiendo puede ser ese poco de azúcar del que hablaba Mary Poppins.  

Se trata, en definitiva, de incorporar esto de recoger y ordenar la habitación al conjunto de actividades rutinarias de los peques y de hacerlo de manera que no les resulte tan tediosa como en principio puede parecer.


Fuente: Wikipedia


viernes, 8 de julio de 2016

Momentos de calidad

Una de las cosas que más estresan a las mamás y los papás de hoy día es que, por el trabajo y las muchas y variadas ocupaciones y preocupaciones habituales, no se pueda pasar más tiempo con los peques.

Ya que el tiempo es el que es, saquémosle pues partido y exprimamos a tope el tiempo que sea que podamos ofrecerle a los hijos. No se trata tanto de cantidad, como de la calidad de los momentos que con ellos tengamos: si es una hora al día, pues una hora, pero que durante esa hora los críos sientan que estamos presentes, ahí con toda nuestra atención y nuestra energía concentrada en ellos.

Algunas propuestas para esos ratos de calidad:
  • Paseo en bici.
  • Merendola en el parque.
  • Heladito en una terraza.
  • Una tarde en el parque de atracciones.
  • Una visita al zoo.
  • Un rato en los columpios.
  • Actividades para peques en museos.
  • Paseo por el mercadillo.
  • Construir un castillo, una casa... con las piezas de lego o en la arena. 
  • Cuidar del huertecito del balcón.

Y si presenciales no pueden ser, para eso está el teléfono, Internet y las redes sociales. El cómo se adapta al fondo de la cuestión.

E incluso sin moverse de casa y sin hacer grandes planes, nuestros hijos pueden sentirnos cerca en estos momentos de calidad supreme a los que, sin duda, hay que hacerles hueco en nuestras apretadas agendas.

(c) www.pixabay.com