miércoles, 27 de diciembre de 2017

Cinco razones para una carta

¿Por qué es aconsejable sentarte con tu/s peque/s a escribir la carta de deseos a los Reyes Magos (léase también Papá Noel, Olentxero y demás "traedores" de regalos por Navidad, aunque para estos ya habrá que esperar a la próxima edición)?

1. Frena la impulsividad consumista. Cuando vamos con los críos a alguna juguetería o caen en sus manos catálogos de juguetes, la frase que más veces repiten por minuto es "¡Quiero eso!". Cuando, con calma, en casa, ante el papel que recogerá sus deseos, se les invita a elegir, de todo lo visto, las cosas que más ilusión les haría recibir, ellos mismos, si son grandecillos, pueden dar sus argumentos de por qué piden lo que piden y darse cuenta de lo que verdaderamente les gusta.

2. Ayuda a hacerles conscientes de lo que tienen. Cuando gustan demasiadas cosas, facilita la tarea hacer inventario. Sale al rescate de los indecisos revisar qué se tiene ya y, sobre todo, qué caso se le hace. Así, puede que se les antoje tal juguete, pero resulta que es bastante similar a otro que está arrumbado al fondo del cajón desde no se sabe cuándo, por lo que queda descartado como prioridad. 

3. Se ofrece como oportunidad para trabajar el concepto de responsabilidad... Ya que nos ponemos a revisar lo que se acumula en cajones y estanterías, no estaría de más hacer un repaso en profundidad y ver qué de lo que se tiene sigue siendo material de juego en uso y qué podría prestarse, donarse, venderse o, por estar en mal estado, debería ir directo a la basura. Un acuerdo de mínimos entre las partes -padres e hijos, se entiende- podría ser que, por juguete nuevo que se adquiere, debe darse, venderse o tirarse uno antiguo. 

4. ... o para incorporar la utilidad como un criterio más. Que sí, que hace cero ilusión recibir un pijama, unos vaqueros o un bloc de cartulinas justo como el que piden para la clase de manualidades del colegio, pero tal vez el criterio de qué puede ser útil y/o necesario pueda incorporarse como un criterio más a la hora de elaborar la lista de deseos, sobre todo cuando los niños tienen ya una edad para reparar en estas cuestiones. Se les puede tal vez proponer alternar regalos que les haría mucha, mucha ilusión con regalos que les hace mucha, mucha falta. Al final, unos y otros son regalos queridos, aunque por distinto motivo.

5. Sirve como ocasión para interesarse por lo que pasa alrededor. Animar a los niños a pensar en deseos no materiales que sería bonito se realizaran, y escribirlos también en la carta, no solo no hace daño alguno, sino que sirve como ocasión perfecta para acompañar a los peques en ese ejercicio de reflexión sobre aquellas situaciones en su entorno más cercano o del mundo en general, que les gustaría fueran a mejor. Es una invitación a salir del "yo" superinflado que fomenta la matraca publicitaria por Navidades, y echar un vistazo a ese mundo de ahí fuera que pisamos tengamos la edad que tengamos. Pueden ser del tipo "que se cure mi perrito", "que se le pase el resfriado a mi abuela", "no pelearme tanto con mi hermano", o metas más ambiciosas, como pedir por la paz en el mundo, por las familias que no tienen para comer o por los niños que lo pasan mal.  




jueves, 21 de diciembre de 2017

Guirnaldas caseras

A mi hija le encanta dibujar. Eso se traduce en carpetas llenas de todo lo que se le ocurre pintar en las horas de guardería y en casa. Pues bien, a buena parte de este material le he dado recientemente un uso un tanto diferente del que venía prestando y con un resultado bastante positivo. 

Celebramos hace unos días su cumpleaños. Invitó a algunos amiguitos de la guardería a una merendola. Pero que fuera algo sencillo y sin pretensiones no tenía por qué significar simplón y quisimos darle un matiz especial. Dada su afición por pintar y dibujar y ya que para su invitación usamos una de sus "creaciones", le propuse hacer guirnaldas con los dibus que guardábamos. 

Dibujo que usamos para la invitación de cumpleaños de mi hija ©MJOM 


Sería, pues, una especie de exposición de sus trabajos. Le gustó la idea y ahí que estuvimos pegándolos con celo a cinta de regalo. Hicimos cuatro guirnaldas. Evidentemente sobró material -hay para al menos una decena de ellas-. Una vez listas, aseguré después cada extremo de cada guirnalda a las paredes con esas pegatinitas blancas que sirven para pegar en ellas objetos ligeros. ¡Y ya está! Quedaron muy bonitas puestas y la habitación, muy alegre. Además, los invitados no paraban de preguntarle a mi hija sobre lo que "contaba" en ese o aquel dibujo y eso generó unas conversaciones bastante divertidas. 

Banderolas caseras ©MJOM

Os animo a ponerlo en práctica en vuestras celebraciones infantiles.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Cuando hay poco tiempo para el bilingüismo...

    ... tienes que buscar fórmulas de ejercitarlo sin que suponga salirse del ritmo rutinario y/o agenda habitual y sin que implique una sofisticada puesta en escena.

    Nuestro libro de cabecera en este ámbito recoge las siguientes pautas: 
    • Crea un sistema de respaldo a lo que tú haces con regularidad.
    • Incluye en tu plan actividades de aprendizaje que no necesariamente requieran tu presencia (CD, DVDs…)
    • Optimiza al máximo el tiempo que estás con tu hijo cada día para hablar en tu idioma materno.
    • No necesariamente hay que hablar cara a cara con tu hijo. Hay muchas maneras de comunicación no presenciales (por mensajes de texto, emails, chats, llamadas telefónicas, videoconferencias…). Diseña un plan a tu medida.
    • Evita la actitud “todo o nada”.


    Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
    AMACOM. 2009.

    viernes, 18 de agosto de 2017

    Carrera de fondo

    ¿Estaré guiando bien el proceso de bilingüismo en el que están metidos mis hijos? Es una pregunta que me hago con frecuencia y que me inquieta en especial cuando detecto algún tipo de dificultad con ciertas pronunciaciones o con determinadas maneras de construir las frases, aspectos muy diferentes en los idiomas -español y alemán- en los que están creciendo. Pero, de nuevo, el libro de Steiner y Hayes sale a mi encuentro para calmarme y recordarme que el bilingüismo es una carrera de fondo. No se consigue de la noche al día. Y en este camino hace falta tiempo y maduración por parte del niño y persistencia en la estrategia planteada en el seno de la familia. Nosotros, siguiendo los consejos que se dan en este texto y las pautas también aprendidas en seminarios sobre crianza y multilingüismo en los que he participado, hemos optado por hablar en casa en nuestro idioma materno, el castellano, y que los peques practiquen el alemán en todos los otros ámbitos germanoparlantes en los que normalmente se mueven: guardería, escuela de música, vecinos, espectáculos infantiles...Y en ello estamos. En nuestra hija mayor (4 años) vemos que el bilingüismo se va consolidando increíblemente cada día que pasa y esto nos anima a seguir en la dirección en la que vamos.

    Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
    AMACOM. 2009.


    lunes, 14 de agosto de 2017

    Un rico entretenimiento

    Proponerle a los peques que participen en la elaboración de algún plato sencillo de preparar nos sirve, por un lado, para repasar con ellos vocabulario (los nombres de los ingredientes, por ejemplo, o los colores que tienen) o las partes de un discurso (primero se echa esto, después añadimos eso, a continuación...) y, por otro, al hacerles partícipes en el proceso, al convertirse este en parte de algo suyo, luego ponen más interés en comérselo.



    En esta ocasión comparto mi experiencia preparando una ensalada de garbanzos, ideal para días de calor, pues se conserva fresquita en el frigo antes de ser tomada. Es una manera de tomar legumbres en verano, desde luego.

    Por si os animáis, ahí va la receta:

    Ingredientes (salen unas seis raciones)
    -1 tarro/bote de garbanzos de 400 o 500 gr
    -Medio pimiento verde
    -Medio pimiento amarillo
    -Medio pimiento rojo
    -2 zanahorias
    -1 lata pequeña de atún en su jugo
    -1 lata pequeña de maíz
    -1 lata pequeña de aceitunas (negras o rellenas, es igual; en cualquier caso, sin hueso)
    -1 tomate hermoso
    -1 cebolla pequeña (si hay cebolleta, mejor)

    Para el aliño:
    -Media cucharadita de comino molino
    -Media cucharadita de pimentón dulce
    -Sal
    -Aceite de oliva
    -Vinagre de vino

    Modo de elaboración:
    1. Se lavan, limpian y trocean (en trocitos muy pequeños) todos los ingredientes.
    2. Se enguagan los garbanzos con abundante agua, para que no le queden restos de ese líquido gelatinoso en el que vienen conservados. Se ponen a escurrir.
    3. Se mezclan en un bol hermoso todos los ingredientes.
    4. Con los aliños propuestos, se adereza el conjunto según el gusto e intensidad de sabores que prefiera cada cual. 
    5. Se conserva en el frigo durante una hora ¡y a comer!


    martes, 25 de julio de 2017

    Un mes, un proyecto

    Tijeras, cartulinas, pegamento, celo, papel transparente, bastoncillos, rotuladores, lápices y ceras de colores... todo material es bienvenido para dar rienda suelta a la creatividad y ponerlo todo al servicio del proyecto del mes. Del mes, de la quincena, de la semana o de la estación del año. Vosotros, junto a vuestros hijos, tendréis que decidir con qué frecuencia os embarcáis en esta actividad especial, distinta a lo de siempre, a saber, a sacar folios y dibujar, colocar pegatinas en fichas o rellenar un cuaderno de actividades.  

    Algo que suelo hacer periódicamente con mis hijos es cambiar la decoración de la puerta principal de la casa. Normalmente la "vestimos" según  la estación del año y, cuando hay fiestas señaladas (cumpleaños) o festividades especiales (Navidades, Pascua o carnavales, por ejemplo), ponemos en marcha diversos "proyectos". 

    Comparto en este post una imagen del póster que hemos elaborado para decorar la puerta de casa este verano. Como veis, ¡no falta de nada!




    Los niños se lo pasan pipa y les ayuda a tomar conciencia del momento del año en el que nos encontramos. 

    lunes, 26 de junio de 2017

    Dudas

    Dudas, muchas surgen cuando se está educando a un hijo, a una hija en un contexto cultural e idiomático distinto del propio. Hablando del tema con una amiga el otro día, me dijo que en más de una ocasión se ha planteado si a sus hijos les habla lo suficiente como para que adopten su lengua materna, pues no ve avances y ellos prefieren hablar en alemán, incluso con ella, que es hispanohablante. Le comenté de la existencia del libro "7 Steps to Raising a bilingual child", que tanto me ha ayudado y lo sigue haciendo y que, precisamente por eso, tomo como referencia en los artículos que publico sobre el complejo e interesantísimo universo del bilingüismo y multilingüismo en edades tempranas. 

    Una de las conclusiones de este texto al respecto es que, pese a no ser patentes los efectos de una educación bilingüe en una primera fase, el cerebro no para de trabajar y llegará el momento en el que al crío, a la cría no le supondrá dificultad alguna "desconectar" de un idioma para "conectar" con el otro o con los otros, siempre y cuando, insiste el manual, que no se ceje en el empeño y se sea persistente con la puesta en práctica del plan de acción que sea que se haya marcado. La constancia en la estrategia es la clave para llegar a buen puerto. 

    Steiner y Hayes señalan las siguientes maneras como muy importantes para conseguir reforzar nuestro plan, de manera que nos podamos quedar tranquilos con los esfuerzos que realizamos para que nuestros hijos/as aprendan y usen nuestro idioma: 

    • Intenta no traducir, sino explicar lo que la palabra significa. 
    • Si tu hijo/a te responde en el otro idioma, ve llevándolo con naturalidad hasta tu terreno hasta hacer que la conversación se desarrolle en tu lengua materna. 
    • Nunca le fuerces. Ten en cuenta que hay niños/as poco habladores/as. 
    • No interrumpas a tu hijo/a cuando habla en tu lengua para corregirle errores. Lo más importante es que la conversación fluya. Si se ve continuamente interrumpido, puede cogerle miedo a usar tu idioma. Para que poco a poco vaya subsanando los errores, construye frases de manera correcta con las expresiones que más se le resisten y empléalas con más frecuencia en las charlas que mantienes con él/ella. 
    • Reemplaza con naturalidad la palabra “cosa” por lo que esa “cosa” es. 
    • Hazle sentir que estás orgulloso/a de que hable tu idioma. 
     

    Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
    AMACOM. 2009.




    miércoles, 7 de junio de 2017

    Aperitivo en días de calor

    Cuando aprieta el calor, tengo siempre en la nevera boles con fruta partida y los saco a lo largo del día para que los peques -y no tan peques- piquen/piquemos. Parto sandía y melón en cuadraditos. También corto en tiras el pimiento y el pepino.
     
    
    
    Si nos vamos a un parque infantil, meto las frutas en táperes y lo guardo todo en una bolsa que mantiene el frío, junto a enfriadores que mantengo de normal en el congelador. Así, al comer la fruta, está fresquita y se convierte en un aperitivo que apetece en cualquier momento. Lo ideal sería portarla en una nevera, rígida o de tela, pero la bolsa se puede acomodar con facilidad en cualquier mochila y en el carrito de bebé/silla infantil de paseo. 
     
    ©María Ortiz
     
    
    
    También suelo llevar fresas o fresones en su correspondiente táper. Les doy unos buenos lavados, les quito el rabito verde y procuro dejar las unidades completas, porque, si se trocean, sueltan mucho jugo, que puede derramarse y mojarlo todo.
     
    Las tortas secas de maíz combinan bien con la fruta fresca y, como a los peques les resultan fáciles de agarrar, también son una buena opción como algo para picar cuando estamos fuera de casa.
     
     

    martes, 30 de mayo de 2017

    Mil y una escenas, mil y una historias



    “Libros-hormigueo” o “libros-pululares” son dos traducciones, más o menos literales, para el término alemán “Wimmelbuch”, con el que se denomina a aquellos libros cuyas páginas rebosan de personas, animales y cosas, implicados en docenas de acciones que tienen lugar a la vez en un entorno común. Uno va yendo, pululando con la vista de una a otra escena, normalmente de la vida cotidiana, vecina de otras tantas que acontecen simultáneamente en un mismo marco, como puede ser un zoo, una granja, el centro de una ciudad o los alrededores de una estación de tren. Hay quien define esta actividad como hacer “pululectura” o como “pululeer” y, la verdad sea dicha, se aproxima bastante a cómo se procede cuando uno de estos libros cae en tus manos.

    ©María Ortiz

    Aunque en algunos casos pueden encontrarse pequeños cuadros de texto, la mayoría de estos libros ilustrados multiescenas carecen de letra impresa. Dan por entendido que la misión del lector es “cazar”, definir y verbalizar las acciones que están desarrollándose, así como concretar las funciones y características de los elementos y/o personajes involucrados en ellas. 

    Buena parte del nicho de mercado de este material está en el público infantil. Los libros ilustrados de este tipo suelen recomendarse a partir de los dos o tres años de edad. Dan mucho de sí, pues a cada ilustración se le saca siempre algo nuevo. Dan pie a que niños y adultos mantengan conversaciones inacabables y muy diferentes de una a otra vez, sobre lo que ahí aparece y ocurre. Los adultos, en función de lo que quieran ver reforzado en los peques, como pueda ser la ampliación del vocabulario, la práctica de ciertas estructuras sintácticas o la capacidad de inventiva o de interpretación, van poniendo el foco en este o aquel detalle de esta o aquella escena. Permite muchas posibilidades que, además, se van explorando de una manera lúdica y distendida. Hay algunos en formato bolsillo que son ideales para entretener a la chiquillería durante los viajes.



    ©María Ortiz


    Sin embargo y, aunque muchos de estos títulos son para niños, hay publicaciones que no se circunscriben a este segmento de población. Un libro multiescenas muy conocido en todo el mundo es “¿Dónde está Wally?”, de Martin Handford, consumido por un público de más edad. Incluso el Bosco o Brueghel el Viejo bien podrían considerarse como pioneros de estas representaciones visuales.

    domingo, 23 de abril de 2017

    "Érase una vez..." a la hora de ir a la bañera

    Además de para darle otro aire a la decoración del baño, las pegatinas para azulejos pueden dar mucho juego y ayudarte a salir de más de un apuro. 

    Hay de muchos tipos: de animales de granja, de la selva, mascotas, tipos de flores, insectos, medios de transporte, motivos playeros... 

                                                                              ©María Ortiz


    En nuestro caso se trata de animales que viven en el mar y me echan más de una mano, sobre todo, cuando los peques están perezosos a la hora de ir a la bañera, cuando están tan centrados en sus asuntos que lo de ponerse a remojo no entra, para nada, en sus planes. 

    Una manera que he encontrado de hacer ameno el "al agua patos" en esos días en los que hallo grandes resistencias, es inventándome historias a cuenta de las pegatinas. Yo voy armando el relato y sus protagonistas son aquellos animalitos que me van sugiriendo los niños, que también opinan sobre otras cuestiones. 

    Pongo como ejemplo el arranque de uno de los cuentecillos del baño de ayer:

    "Érase una vez un ... (y le pregunté a los niños por el animal que querían como protagonista de la historia, y eligieron la tortuga)... una tortuga, que era (los niños tenían entonces que elegir la profesión de la tortuga; la hicieron panadera)... panadera. Una mañana entró en la panadería (ahora debían incorporar otro personaje; le tocó el turno al pez globo)... el pez globo. Era el cumpleaños de su hermano y quería una tarta para la fiesta (le pregunté a los niños que de qué era la tarta; decidieron que quería un bizcocho de limón). O sea, que la tortuga tenía que preparar un rico bizcocho de limón para el cumple del hermano del pez globo...". 

    Y así fui componiendo la historia.

    Un truco creativo que, espero, te funcione. 

    miércoles, 12 de abril de 2017

    ¡No te cortes!

    ¿Que estás en un país donde se habla un idioma diferente al tuyo? ¿Que el padre o la madre de tu hijo/a no se expresa en la misma lengua que tú y los de tu entorno? ¿Que tu hijo/a creció en un sitio donde hay un idioma que no es el que se usa en vuestro actual lugar de residencia? Las circunstancias son múltiples, pero el miedo y el reparo a sentirse como un bicho raro puede darse con igual intensidad en todas estas situaciones.

    Tal vez estas tres pautas puedan hacerte más fácil hablar en público otro idioma distinto al de la mayoría:
    • Hazle saber a amigos, allegados y familiares que tú hablas otro idioma con tu hijo/a.
    • Haz pedagogía con los demás y explícales lo importante que es ser persistente con el idioma.
    • Convéncete de que comentarios prejuiciosos son los menos. Cada vez hay más gente acostumbrada a escuchar niños hablando otro idioma. 
    ¡Y no te cortes!


    Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
    AMACOM. 2009.

    viernes, 24 de marzo de 2017

    Pequeños grandes planes

    Less is more. Tomo prestado el lema del arquitecto Mies van der Rohe y os propongo aplicarlo al día a día con niños llenos de energía, plenos de ganas de hacer planes. Y lo hago porque la experiencia me está enseñando que nuestros peques no siempre esperan que ideemos excursiones a sitios fascinantes, les llevemos a merendar cosas ricas, decidamos pasar la tarde en el parque de atracciones. ¿Por qué no implicarlos en tareas cotidianas? ¿Por qué no hacerles copartícipes del día a día del hogar? ¿Por qué no presentar planes rutinarios, como llevar los vidrios o los papeles y cartones a los contenedores de reciclaje, ir a por el correo, bajar al sótano a coger esto o aquello, ir a la panadería o a por macetas para el balcón, hacer este o aquel recado, como misiones que, sin su colaboración, serían difíciles de cumplir -lo cual es totalmente cierto- en el tiempo marcado?

    Con frecuencia ocurre que, en lo más sencillo, podemos encontrar una inagotable fuente de propuestas de entretenimiento para nuestros hijos.


    jueves, 23 de febrero de 2017

    Cómo reforzar el lenguaje de tu bebé

    Hay algunas prácticas que ayudan a reforzar el lenguaje cuando tu bebé está empezando a articular palabras. Te recomiendo que las pongas en marcha cuando le notes receptivo. Si lo ve como algo forzado, seguro que no le sacaréis el rendimiento esperado. A mí me han funcionado las siguientes:

    • Repite sílabas que suenan similares a los sonidos que va soltando.
    • Acompaña con gestos algunas expresiones: por ejemplo, cuando el peque bostece, di algo así como "ay, ay, hay que dormir", a la vez que entornas los ojos y juntas las palmas de las manos y sobre ellas haces descansar la cabeza. 
    • Ve diciendo en voz alta lo que vas haciendo. Aunque piensas que es aún pequeño y no se entera, se entera más de lo que crees.
    • Nombra aquello en lo que esté fijando su atención.
    • Cuenta objetos y que él vaya oyendo el nombre de los números.
    • Repasa los nombres de los animales acompañando el repaso con los sonidos que les caracterizan. 
    • Describe lo que aparece en la ilustración de un libro. Es el primer paso/aproximación a los libros. Puede que sean chiquitos para aguantar la narración de la historia que recogen los libros, pero sin duda que irás despertando el interés por ella si le cuentas qué son esos objetos, animales, personas que aparecen representados en la ilustración.
    • Emula situaciones cotidianas, por ejemplo, una conversación telefónica.


    jueves, 9 de febrero de 2017

    Mi hijo no quiere hablar más mi idioma

    "Mi hijo no quiere hablar más mi idioma", ha salido por la boca de madres a las que conozco. Sus hijos, criados en países con una lengua distinta a la de sus progenitores, no sienten interés por hablar sus idiomas. En el libro de Steiner y Hayes sobre el bilingüismo del que extraigo los consejos y orientaciones en esta materia que comparto con vosotros, se dan tres consejos cuando los padres y madres se encuentran ante esta situación:
    • Redirige al niño/a poco a poco hacia tu idioma.
    • Teatraliza, pon énfasis en tu idioma cuando lo estés hablando en su presencia.
    • No te desanimes si hay gente a tu alrededor que desaprueba la educación multilingüe. Sigue adelante con tu plan.

    Mecanismos para animar al peque a hablar tu idioma:
    • Aprovecha cuando tu hijo se interese por algo y te pregunte en tu lengua al respecto. A los niños les gusta hablar sobre lo que les interesa. Habla sobre ello con largas descripciones. Les sirve para hacer oído y aumentar vocabulario. A esto ayuda también que, en su presencia, describas lo que estés haciendo/viendo/oyendo en el momento.
    • Cuando pide algo en tu idioma y no se entiende lo que pide, insiste en que lo exprese y formule en ese idioma, que lo intente con otras palabras o ejemplos.
    • Préstale atención mientras habla, aunque se tome su tiempo en rematar una frase y/o explicación. Paciencia, ante todo.
    (c) www.pixabay.com

    Fuente: Naomi Steiner, M.D., with Susan L. Hayes, "7 Steps to Raising a bilingual child".
    AMACOM. 2009.


    Más sobre bilingüismo en esta sección del blog

    viernes, 27 de enero de 2017

    Stop presiones

    Se ha creado una mística en torno a la lactancia que ha acabado yendo en contra de las propias madres -en teoría, las grandes beneficiadas-, que tienen en ello otro frente más de presión -como si tuvieran que lidiar con poco...-. 

    A mucha gente que se dice especialista en la materia le resulta inconcebible que una mujer opte por no amamantar a su bebé, sino alimentarle con leche de fórmula. Para estos, esto nunca puede ser algo que voluntariamente elija una madre. No, no. Eso tiene que ser por algo. Eso es porque hay algo en la biografía de las mujeres que deciden esto que lo ha impedido, dicen, y se quedan tan anchos. Que si no les enseñaron bien a colocarse el bebé, que si en el parto algo no fue "como debió marchar", que si los médicos que guiaron el embarazo no tuvieron en cuenta sus sensaciones, que si no se embadurnaron con suficiente aceite el cuerpo durante el embarazo... la enumeración de que si 's es tan larga como tiempo por delante tenga quien está intentando buscar una razón que explique lo que para ellos es inexplicable, o sea, que no se le dé el pecho a un bebé. No se dan cuenta de que indirectamente están descargando sobre la madre una serie de sentimientos malísimos: que si de culpa, que si de frustración, que si de ineptitud... la enumeración de que si 's es tan larga como débil se encuentre la mujer en esa cuesta arriba, de mayor o menor pendiente, que es el posparto.

    En vez de tanto catecismo laico sobre la lactancia, todos estos "piquitos de oro" bien podrían ser más diligentes y exponer muchísimo antes de cuando lo hacen toda esa retahíla de que si 's que enumeran a toro pasado. Saber con antelación no solo sobre la parte hermosa de la lactancia, sino también sobre la dureza física y emocional que trae consigo, ayudaría mucho a las futuras mamás, tanto a las que deciden desde un inicio no dar el pecho, como las que lo intentan y no resulta o las que amamantan y durante la lactancia tienen molestias, ya sean las habituales, ya sean problemas más serios. Saber más sobre la lactancia, en su conjunto, serviría, sobre todo, para quitar presiones y culpas, algo que sencillamente no se puede consentir. 

    Por tanto, a todos esos que se llenan la boca con loas etéreas y que carecen del más mínimo sentido de la realidad se les podría pedir, como poco, que cuenten lo que no suelen contar para no romper el encanto de lo que venden. No se trata de componer un cuento de hadas. Lo que tienen entre manos es otra cosa bien distinta. 

    Y tú, mamá, no te dejes amedrentar por estos argumentarios. Infórmate, pide una segunda, tercera opinión, todas las que hagan falta sobre qué es lo que os conviene a tu bebé y a ti, en función de vuestras circunstancias concretas. 




    © www.pixabay.com

    sábado, 7 de enero de 2017

    Remedios caseros ante el "empacho" de juguetes

    Después de las Navidades no solo nos lamentamos por los excesos cometidos con la comida y la bebida, sino que observamos con preocupación cómo nuestros peques padecen las consecuencias de auténticos "atracones" de juguetes. Se ven con demasiadas cosas recién regaladas y les cuesta "digerir" la nueva situación. Les resulta complicado no solo dar gracias por lo recibido -uno da las gracias por algo cuando valora el cariño, el esfuerzo y la atención puesta en el regalo por quien regala, algo que es muy difícil que se produzca cuando vienen tantos regalos de diferentes personas en tan breve espacio de tiempo-, sino también incorporar todo lo nuevo a su "antigua" rutina de juego y, por extensión, disfrutar, en definitiva, con sus nuevos artículos. No hay tiempo para sacarle todo el jugo al hecho del regalo debido a tamaña cantidad de obsequios cosechada en tan pocos días. 

    Para amortiguar el hartazgo por empacho quizás os pueda ser de utilidad aplicar estas técnicas:

    • Guardar parte de los juguetes nuevos y algunos viejos. En concreto, esconder algunos juguetes "viejos" por los que los niños no sienten interés dado el "desembarco" de los nuevos y sacarlos pasado un tiempo genera curiosas situaciones; incluso pueden llegar a convertirse de repente en sus juguetes favoritos. Salvando las distancias es como cuando retomamos la lectura de un libro que se nos atragantó en cierto momento y que acaba resultando ser uno de nuestros favoritos.
    • Hacer rotar los juguetes que están a disposición ayuda a los niños, además, a ser conscientes de lo mucho que tienen... y a valorar.
    • Jugar al "sanatorio de juguetes". ¿Por qué tirar la muñeca a la que le falta una pierna o le falla el carrusel de sonidos? ¿Por qué deshacernos del puzle que no puede completarse por faltar piezas que se han extraviado? ¿Por qué mandar al reciclaje ese libro con las tapas medio rotas? Se les puede encontrar una solución. Montar con los peques un "sanatorio de juguetes, libros y demás" es una manera gráfica de hacerles conscientes de que hay que cuidar las cosas que se tienen y que incluso pese a la mella del uso o del tiempo pasado y a la tentación de desecharlos por la llegada de los nuevos, siguen teniendo su aquel y ejerciendo su función de ocasión para el entretenimiento y la diversión.
    • Juguete que entra, juguete que sale. El espacio en las casas es el que es. Puede resultar también constructivo acordar con los peques prestar o donar parte de esos juguetes guardados con los que no se juega casi nunca, pues tal vez otros puedan sacarle el provecho que ellos no han logrado, y así dejar sitio para lo nuevo recibido. 

    (c)www.pixabay.com