miércoles, 27 de diciembre de 2017

Cinco razones para una carta

¿Por qué es aconsejable sentarte con tu/s peque/s a escribir la carta de deseos a los Reyes Magos (léase también Papá Noel, Olentxero y demás "traedores" de regalos por Navidad, aunque para estos ya habrá que esperar a la próxima edición)?

1. Frena la impulsividad consumista. Cuando vamos con los críos a alguna juguetería o caen en sus manos catálogos de juguetes, la frase que más veces repiten por minuto es "¡Quiero eso!". Cuando, con calma, en casa, ante el papel que recogerá sus deseos, se les invita a elegir, de todo lo visto, las cosas que más ilusión les haría recibir, ellos mismos, si son grandecillos, pueden dar sus argumentos de por qué piden lo que piden y darse cuenta de lo que verdaderamente les gusta.

2. Ayuda a hacerles conscientes de lo que tienen. Cuando gustan demasiadas cosas, facilita la tarea hacer inventario. Sale al rescate de los indecisos revisar qué se tiene ya y, sobre todo, qué caso se le hace. Así, puede que se les antoje tal juguete, pero resulta que es bastante similar a otro que está arrumbado al fondo del cajón desde no se sabe cuándo, por lo que queda descartado como prioridad. 

3. Se ofrece como oportunidad para trabajar el concepto de responsabilidad... Ya que nos ponemos a revisar lo que se acumula en cajones y estanterías, no estaría de más hacer un repaso en profundidad y ver qué de lo que se tiene sigue siendo material de juego en uso y qué podría prestarse, donarse, venderse o, por estar en mal estado, debería ir directo a la basura. Un acuerdo de mínimos entre las partes -padres e hijos, se entiende- podría ser que, por juguete nuevo que se adquiere, debe darse, venderse o tirarse uno antiguo. 

4. ... o para incorporar la utilidad como un criterio más. Que sí, que hace cero ilusión recibir un pijama, unos vaqueros o un bloc de cartulinas justo como el que piden para la clase de manualidades del colegio, pero tal vez el criterio de qué puede ser útil y/o necesario pueda incorporarse como un criterio más a la hora de elaborar la lista de deseos, sobre todo cuando los niños tienen ya una edad para reparar en estas cuestiones. Se les puede tal vez proponer alternar regalos que les haría mucha, mucha ilusión con regalos que les hace mucha, mucha falta. Al final, unos y otros son regalos queridos, aunque por distinto motivo.

5. Sirve como ocasión para interesarse por lo que pasa alrededor. Animar a los niños a pensar en deseos no materiales que sería bonito se realizaran, y escribirlos también en la carta, no solo no hace daño alguno, sino que sirve como ocasión perfecta para acompañar a los peques en ese ejercicio de reflexión sobre aquellas situaciones en su entorno más cercano o del mundo en general, que les gustaría fueran a mejor. Es una invitación a salir del "yo" superinflado que fomenta la matraca publicitaria por Navidades, y echar un vistazo a ese mundo de ahí fuera que pisamos tengamos la edad que tengamos. Pueden ser del tipo "que se cure mi perrito", "que se le pase el resfriado a mi abuela", "no pelearme tanto con mi hermano", o metas más ambiciosas, como pedir por la paz en el mundo, por las familias que no tienen para comer o por los niños que lo pasan mal.  




jueves, 21 de diciembre de 2017

Guirnaldas caseras

A mi hija le encanta dibujar. Eso se traduce en carpetas llenas de todo lo que se le ocurre pintar en las horas de guardería y en casa. Pues bien, a buena parte de este material le he dado recientemente un uso un tanto diferente del que venía prestando y con un resultado bastante positivo. 

Celebramos hace unos días su cumpleaños. Invitó a algunos amiguitos de la guardería a una merendola. Pero que fuera algo sencillo y sin pretensiones no tenía por qué significar simplón y quisimos darle un matiz especial. Dada su afición por pintar y dibujar y ya que para su invitación usamos una de sus "creaciones", le propuse hacer guirnaldas con los dibus que guardábamos. 

Dibujo que usamos para la invitación de cumpleaños de mi hija ©MJOM 


Sería, pues, una especie de exposición de sus trabajos. Le gustó la idea y ahí que estuvimos pegándolos con celo a cinta de regalo. Hicimos cuatro guirnaldas. Evidentemente sobró material -hay para al menos una decena de ellas-. Una vez listas, aseguré después cada extremo de cada guirnalda a las paredes con esas pegatinitas blancas que sirven para pegar en ellas objetos ligeros. ¡Y ya está! Quedaron muy bonitas puestas y la habitación, muy alegre. Además, los invitados no paraban de preguntarle a mi hija sobre lo que "contaba" en ese o aquel dibujo y eso generó unas conversaciones bastante divertidas. 

Banderolas caseras ©MJOM

Os animo a ponerlo en práctica en vuestras celebraciones infantiles.